Estudiantes de tercer año desarrollaron ideas innovadoras para presentar sus proyectos finales en la materia de Innovación y Emprendimientos Agropecuarios y Agroindustriales, donde más de 93 alumnos de tercer año, 30 mujeres y 67 hombres, participaron en un proceso de desafíos y oportunidades, pues la pandemia por COVID-19 obligó a implementar jordanas estudiantiles semipresenciales.
Desde el aula virtual y aprovechando cada periodo presencial, todos los grupos de estudiantes tuvieron el acompañamiento de su docente y, adicionalmente, del personal técnico de diversas áreas como Laboratorio, Agroindustria, Investigación, entre otras. Dentro de las áreas de formación académica se busca que los estudiantes aprendan a elaborar un plan de negocios, construyan una estrategia de mercadeo, conozcan sobre el manejo de las finanzas, entre otras competencias básicas para emprendedores.
Aprender a emprender es el eje transversal de la materia, donde los alumnos forman grupos para crear sus proyectos de negocios a partir de una idea innovadora que les permitan explorar su creatividad, ampliar conocimientos, aprovechar sus propios recursos e insumos, retomar prácticas o costumbres familiares e incluso mejorar alguna iniciativa productiva que ya esté en marcha.
Algunos de los proyectos que se desarrollaron son: elaboración de dulces típicos con materias primas no tradicionales (guineo, semilla de conacaste, piña, guinda, naranja); elaboración de yogurt a base de leche de cabra y frutas como piña, mango, fresa y melocotón; café Pacamara saborizado con canela, vainilla y cacao; preparación de encurtidos de papaya con vinagres artesanales de piña y manzana; preparación de huevos de codorniz encurtidos con vegetales y conservados con salsa ranchera; producción de abonos orgánicos; procesamiento de productos derivados de la colmena (propóleo, polen, jalea real y cera); entre otros.
“Esta dinámica nos permite proyectarnos en grande y aprender a desarrollar nuestras ideas para poder dedicarnos a esto en un futuro. Aprendimos que los huevos de codorniz, por ejemplo, tienen grandes ventajas nutricionales y mejora la calidad de vida de las personas que los consumen. Con nuestro emprendimiento podemos prolongar la vida anaquel de los huevos, pues normalmente duran entre 15 y 30 días, pero con el proceso que hicimos pueden preservarse hasta por seis meses”, explicó, Gerson Gudiel, del emprendimiento La Cofe, huevos de codorniz.
“Podemos emprender un proyecto desde cero. Usando los conocimientos de nuestros padres o abuelos, aprovechando los recursos y materias primas que tenemos en casa. Es una enorme oportunidad para crecer y para tener algo con qué empezar cuando nos graduemos”, dijo Emeli Menéndez, del emprendimiento Dulces Artesanales Sseyba.
Por su parte, Esly Álvarez, del emprendimiento Papaya World, contó que la fruta que usaron para desarrollar la idea no se consume como encurtido en la zona oriental, por lo que pensaron en crear oferta y demanda en una localidad donde es un producto innovar. “Nos dejó mucha enseñanza y motivación para continuar emprendiendo; para seguir el proyecto y convertirnos en nuestros propios jefes”, reiteró la alumna procedente de El Jagüey, Conchagua, La Unión.
Como parte del proceso de formación, los equipos presentan prototipos de los productos finales; cada uno es evaluado para calificación de la materia, pero también reciben las observaciones que les permitirán mejorar sus emprendimientos para que en un futuro inmediato lo puedan establecer como proyecto de vida, justo al graduarse como agrónomos en grado técnico.
